Tiburón blanco, astuto y temido
¿Quién no ha oído hablar sobre el temible tiburón blanco? Para aquellos que no lo conocen, el tiburón blanco es un pez cartilaginoso, el cual, es considerado el depredador más grande de los mares. El tiburón blanco pertenece a la clase Chondrichthyes, de la subclase Elasmobranchii y de la orden Lamniformes.
El tiburón blanco tiene una estructura de tipo robusta, de aproximadamente 6 metros de longitud. Su peso promedio es de 3,400 kilogramos. Respecto a este punto, las hembras pueden alcanzar un peso y longitud mayor que los machos, los cuales, normalmente son aproximadamente 2 metros más pequeños.
En su delantera, el tiburón blanco posee un hocico muy puntiagudo, 2 aletas pectorales y una aleta dorsal. La aleta superior tiene forma de media luna y sus lóbulos, tanto inferior como superior, son simétricos. Su boca mide aproximadamente unos 1.1 metros de ancho, la misma, está conformada por una hilera de afilados dientes de tipo aserrados, los cuales, va cambiando constantemente a lo largo del tiempo.
Su color es totalmente variado, mientras el dorso es gris con combinaciones de azul, su zona baja es casi de color blanco. Esta condición le da cierta ventaja a la hora de cazar a sus presas pues las mismas no logran percatarse del tiburón en si ya que este se confunde con el fondo del mar.
Dónde y cómo vive el tiburón blanco
Su ubicación usualmente se da en Norteamérica, específicamente desde Terranova hasta el sur de México, luego por Alaska y Florida. Más allá del continente Americano, el tiburón blanco se da también en varias regiones de Sudáfrica, del mar Mediterráneo, de Japón y de Oceanía.
Principalmente, se han encontrado gran variedad de especímenes en Sudáfrica, específicamente en la isla Dyer, es por ello que es el lugar favorito de los investigadores.
Un dato curioso de este mítico pez es que le gusta estar en costas o plataformas continentales preferiblemente, ya que busca aguas que no superen los 1875 metros de profundidad. A mar abierto, le gusta habitar en profundidades de hasta 1,200 metros.
Respecto a su alimentación, se puede decir que la dieta del tiburón blanco es de tipo carnívora, sin embargo, usualmente no busca cazar especies de gran tamaño, por el contrario, busca animales mucho más pequeños como calamares, rayas y otros peces. Los tiburones adultos también se alimentan regularmente de otras especies de tiburones, focas, leones marinos y cadáveres de ballenas; en ocasiones suelen capturar con sus dientes a tortugas y otra que otra ave marina. Usualmente se ocupan en comer especies ricas en grasa.
Comúnmente, el tiburón blanco se considera como un pez solitario, pero esto no representa que no se junte con otros de su especie. Se le suele ver en ocasiones con una hembra o con un macho y a veces en grupos pequeños. Se puede intuir que sus grupos son divididos jerárquicamente donde las hembras están a la cabeza pero como en la mayoría de los grupos, los grandes les hacen pasar ratos duros a los pequeños, y aquellos que tengan más tiempo en el grupo dominan totalmente a los que tan solo se van incorporando.
Una ventaja que tiene el tiburón blanco es que suele estar activo tanto en el día como en la noche. Acostumbra a realizar saltos esporádicos hacia la superficie para poder determinar su entorno y buscar alternativas de alimento. Normalmente no se comporta de forma agresiva con sus similares, pero puede que si se llega a sentir amenaza o bajo presión, llegue a morder a los más cercanos para dar una señal de advertencia.
Uno de los más grandes mitos sobre los tiburones blancos es que es considerado un asesino de la especie humana. Esto se puede considerar totalmente falso ya que no se ha detectado que tengan alguna preferencia por los humanos, sin embargo, si es cierto que los ataques se producen debido a que los confunden con presas y suelen llegar a morder, sin embargo, al fijarse de que no se trata de una presa habitual, suele liberarlos.
